Historia de la Parroquia de Santa María de Lugo de Llanera

A finales del siglo XI existía de seguro la Iglesia de Santa María de Lugo junto a un monasterio benedictino, que fue feudo y propiedad del convento de San Vicente de Oviedo hasta los tiempos de la desamortización del siglo XIX año 1835. Los monjes de aquel monasterio fueron los evangelizadores de esta zona y repobladores de los territorios en los tiempos de la reconquista. Entre los años 1735 y 1743 se construyó la iglesia neoclásica (hoy desaparecida) sobre la iglesia de origen medieval, que se hallaba ubicada en Castañeda, cerca del Pando, donde estudios arqueológicos sitúan también la antigua ciudad romana Lucus Asturum. En ese mismo lugar, quizás derruyendo la antigua, se levantó en el siglo XVIII la magnífica iglesia que estuvo en pie hasta que fue dinamitada en los albores de la guerra civil del 1936- 1939. En 1942 se inaugura la actual iglesia una vez es construida en otra ubicación distinta a la anterior, gracias a la suscripción popular, con donativos extraordinarios y sobre todo con el dinero donado por el Cuerpo de Aviación, en atención a que el aeródromo de La Morgal en construcción se halla en terrenos de esta parroquia.

domingo, 25 de noviembre de 2012

LECCION Nº 4- EL ADVIENTO EN LA IGLESIA



El Adviento es el comienzo del Año Litúrgico, empieza el domingo más próximo al 30 de noviembre y termina el 24 de diciembre. Son los cuatro domingos anteriores a la Navidad y forma una unidad con la Navidad y la Epifanía.
El término "Adviento" viene del latín adventus, que significa venida, llegada. El color usado en la liturgia de la Iglesia durante este tiempo es el morado. Con el Adviento comienza un nuevo año litúrgico en la Iglesia
El sentido del Adviento es avivar en los creyentes la espera del Señor.
Se puede hablar de dos partes del Adviento:
Primera Parte
Desde el primer domingo al día 16 de diciembre, con marcado carácter escatológico, mirando a la venida del Señor al final de los tiempos.
Segunda Parte
Desde el 17 de diciembre al 24 de diciembre, es la llamada "Semana Santa" de la Navidad, y se orienta a preparar más explícitamente la venida de Jesucristo en las historia, la Navidad.
Las lecturas bíblicas de este tiempo de Adviento están tomadas sobre todo del profeta Isaías (primera lectura), también se recogen los pasajes más proféticos del Antiguo Testamento señalando la llegada del Mesías. Isaías, Juan Bautista y María de Nazaret son los modelos de creyentes que la Iglesias ofrece a los fieles para preparar la venida del Señor Jesús.
CUATRO DOMINGOS PARA PREPARAR LA VENIDA DEL SALVADOR
Adviento abre un nuevo año litúrgico. Durante cuatro semanas a partir del próximo Domingo 2 de Diciembre, cultivaremos especialmente la esperanza, porque se anuncia la ya próxima venida del Señor. La palabra más escuchada, más rezada y más cantada será: ¡ Ven ! Es la palabra con la que termina la Sagrada Escritura. El espíritu la pone nuevamente en nuestros corazones y nuestros labios. ¡Ven, Señor Jesús!. Escucharemos palabras proféticas y apostólicas que encienden la esperanza y nos piden vigilancia.
El Evangelio que prevalece este año es el de Lucas - CICLO C-. Es el evengelista que canta hermosamente la misericordia de Jesucristo y el que con más detalle nos narra los misterios de la Encarnación y la Navidad.
Empezaremos este tiempo, cargado de promesas y esperanzas, como días de preparación para la Navidad, la venida del Enmanuel. el Dios que viene a salvarnos.
Como tiempo litúrgico, tiene un gran valor catequético y espiritual. Pero sabemos que el Adviento es más una actitud permanente que un espacio temporal.
El Adviento viene a encender progresivamente nuestras lámparas, como hacemos con la Corona de Adviento, para que el Señor no nos encuentre dormidos.
LA CORONA DE ADVIENTO:
La Corona de Adviento tiene su origen en una tradición pagana europea que consistía en prender velas durante el invierno para representar al fuego del dios sol, para que regresara con su luz y calor durante el invierno. Los primeros misioneros aprovecharon esta tradición para evangelizar a las personas. Partían de sus costumbres para enseñarles la fe católica. La corona está formada por una gran variedad de símbolos:
La forma circular
El círculo no tiene principio ni fin. Es señal del amor de Dios que es eterno, sin principio y sin fin, y también de nuestro amor a Dios y al prójimo que nunca debe de terminar.
Las ramas verdes
Verde es el color de esperanza y vida, y Dios quiere que esperemos su gracia, el perdón de los pecados y la gloria eterna al final de nuestras vidas. El anhelo más importante en nuestras vidas debe ser llegar a una unión más estrecha con Dios, nuestro Padre.
Las cuatro velas
Nos hace pensar en la obscuridad provocada por el pecado que ciega al hombre y lo aleja de Dios. Después de la primera caída del hombre, Dios fue dando poco a poco una esperanza de salvación que iluminó todo el universo como las velas la corona. Así como las tinieblas se disipan con cada vela que encendemos, los siglos se fueron iluminando con la cada vez más cercana llegada de Cristo a nuestro mundo.
Son cuatro velas las que se ponen en la corona y se prenden de una en una, durante los cuatro domingos de adviento al hacer la oración en familia. Las manzanas rojas que adornan la corona representan los frutos del jardín del Edén con Adán y Eva que trajeron el pecado al mundo pero recibieron también la promesa del Salvador Universal.

El listón rojo representa nuestro amor a Dios y el amor de Dios que nos envuelve.

Los domingos de Adviento la familia o la comunidad se reúne en torno a la corona de adviento. Luego, se lee la Biblia y alguna meditación. La corona se puede llevar al templo para ser bendecida por el sacerdote.

domingo, 11 de noviembre de 2012

TERCERA LECCION- EL SAGRARIO O TABERNACULO DE NUESTRAS IGLESIAS

Sagrario de la Iglesia de
Sta. María de Lugo de Llanera
El «sagrario» o «tabernáculo» es un pequeño recinto, a modo de caja o armario, donde se guarda la Eucaristía después de la celebración para que pueda ser llevada a los enfermos o puedan comulgar fuera de la misa los que no han podido participar en ella.
La palabra «sagrario» ya indica que es el lugar donde se guarda lo sagrado. En los primeros siglos se guardaba la Eucaristía en casas particulares, con sumo respeto. A partir del S. XI se colocaba en un sagrario encima del altar.
Hoy día
el sagrario no se coloca sobre el altar: «la presencia eucarística de Cristo, fruto de la consagración, y que como tal debe aparecer en cuanto sea posible, no se tenga ya desde el principio por la reserva de las especies sagradas en el altar en que se celebra la misa». La Eucaristía se reserva en un solo sagrario en cada iglesia u oratorio, colocado en un lugar noble y destacado, convenientemente adornado, fijado permanentemente sobre un altar, pilar, o bien empotrado en la pared o incorporado al retablo. Debe estar construido de materia sólida (pueden ser metales preciosos como oro, plata, metal plateado, madera, cerámica y similares) y no transparente, cerrado con llave, en un ambiente que haga fácil la oración personal fuera del momento de la celebración, y por tanto mejor en una capilla separada (capilla sacramental).
Tabernáculo
Sería un grave abuso colocar el sagrario en una capilla o lugar al fondo de la iglesia o detrás de los asientos de los fieles. Para que sea un lugar muy destacado o distinguido debe poder ser visto desde la nave y ser fácilmente localizable.
Es costumbre colocar
un corporal dentro y recubrir sus paredes externas con un tejido rico o con oro (conopeo).
Junto al sagrario luce constantemente una lámpara, con la que se indica y honra la presencia de Cristo. La presencia del Señor en el sagrario se indica además, si es el modo determinado por la autoridad competente, por medio del conopeo.
El conopero (del griego Konopeion) es una especie de velo o mosquitera a modo de tienda que cubre el sagrario. Su uso es facultativo y
debe ser blanco o del color litúrgico del día, nunca negro. Este velo representa la tienda santa del Señor.
La lámpara que arde perpetuamente junto al sagrario debe estar alimentada con
aceite o cera, nunca con otro combustible. Es preferible la luz natural pero el obispo puede autorizar una luz eléctrica.
En definitiva, el sagrario es, en palabras de Pablo VI, el corazón vivo de cada una de nuestras iglesias. Por esa razón, el espacio que rodea al sagrario debe conducir a la adoración y oración personal, con asientos, reclinatorios y libros de espiritualidad eucarísticos que ayuden a adorar a nuestro Señor.
Fuente: Jesús Luengo Mena